Madre, resucita el otoño,
tu luz, tu carne extraño,
llegan a mi tus jazmines
tu voz dulce, tu mirada serena,
exhala llanto mi pecho blando.
Arrugada bajo la luna
soy lo que fuiste ayer,
mi amparo tenias
no tengo nada de ti.
Madre, el cielo lirio
templo de tu esencia,
allí pernoctan tus raíces
las mías secas desaparecen.
Mira el esplendor de las aves
su curtida libertad,
la sonrisa del viento
al roce de sus alas,
¡Ay madre llévame a volar!
No me abandones
en sábanas de espinas,
mira el hueco de mi costado
se me va la vida madre, se me va.
Yaneth Hernández
Venezuela
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