Está aquí el cielo que me guarda
y aquí está la eterna noche plena.
Aquí están la blanca luz serena
y mi evocación que ya no tarda.
Está aquí mi mar, en salvaguarda
y está el sutil canto de sirena.
Aquí están la leve luna llena
y el necesario olvido que me aguarda.
Aquí está la plácida vereda
y aquí de a poco llego en lenta calma.
Están aquí el parque y la arboleda.
Libre al fin de la vida, bajo greda,
aquí de a poco va quedando mi alma.
Aquí, libre de sueños, en paz, queda.