Te niegas a morir ¡Dime Soneto!
cual es tu don secreto que perduras;
que empiezas musicando en un cuarteto
la rima y la cadencia con que duras.
Qué tiene esa pasión con la que amuras
la voz que hace a las almas del sujeto
partícipe de un ritmo al que saturas
de rimas y cadencias ¿Cuál tu objeto?
¡Contesta!¡Dime! Dame la respuesta;
que me urge encontrar una razón
para dejar tranquilo al corazón.
¿O escuchas a la musa que te apuesta
que el bardo que pregunta es una cosa
infantil, petulante y pretenciosa?