Te aproximas en silencio, con tus caderas que danzan al compás de mi respiración y se roban mis deseos, mientras llenas mis ojos con tu presencia.
Tu mirada encendida me contempla desde lejos explorándome, mientras muerdes tus labios inconscientemente, en un gesto de oscuridad y deseo .
Tu cuerpo ardiente me brinda perlas de rocío que resbalan por tu cuello, mientras mi boca asciende desde tus valles, navegando en la húmedad de tu esencia.
Siluetas enlazadas se reflejan en un espejo distante, donde tu blanca espalda se arquea al hundirse en mi pecho, en busca del corazón que siempre te abraza.