Aunque me muera de aquí a mañana,
seguiras viviendo eternamente en mis versos;
y, recordarás cuando veas mi ventana
cuando en secreto te lanzaba mis besos.
Pase muchos días enteros escribiéndote,
sin tener más que un pedazo de llanto;
tristemente mis ojos lloraban viéndote
y así mis poesías se convertían en canto.
A veces el pensamiento dulce se suicida,
harto de estar seco por falta de amor;
sin esperar a la mujer, que le late la vida
sin esperar al viento, le lleve su clamor.
Si verte amada mía, fuera la muerte
y no verte amada, fuera la vida;
entonces preferiría morir y verte
que no verte nunca y seguir con vida.