Ben-.

Los amores olvidados-.

De laúdes lleno,

el corazón congregaba

razones y motivos

para obstinarse en la vida.

Pero, huidos estos, se escucha

solamente, el quejido amargo

de un caparazón hueco y sin sonido.

Ya no se llenan los corazones

de músicas y melodías,

ni se vislumbran en los parques

gorriones ni golondrinas.

Algún paseante detiene su andar

confuso, desorientado, y en las

barandillas, y en las balaustradas,

se olvidan los amores de los enamorados.

 

 

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