Susurraba una sonrisa,
la suave brisa del mar
que empujaba hacia la arena,
las olas desde altamar.
Sus aguas son un espejo
donde se suele bañar
la luna con su reflejo,
cuando al mar baja a besar.
El mar es su confidente,
con su calma determina
ese silencio evidente,
donde el secreto se abriga.
Entre la luna y el mar
hay un misterio guardado,
él se deja acariciar,
pues ella el corazón le ha dado.
Amanece y dice adiós
una idílica velada
se abre paso entre los dos,
un sol que la noche apaga.
Classman