Cuando la niebla te asfixia
cuando te asaltan los miedos,
cuando el péndulo es un hacha
que te acaricia el pescuezo,
cuando las horas se arrastran
y los días te atenazan,
cuando la noche es eterna
y la galerna se encrespa
sal a la calle, no temas,
no te enclaustres en tu casa
que no ha prisión más terrible
que la que tú mismo celas
ni guardianes más temibles
que tus miedos y miserias.
Sal a la calle y pelea
contra sombras y fantasmas
que solo están en tu mente
y en el envés de tu alma
canta, grita, corre, vuela
escapa de tu presidio
arroja al mar los candados,
mandamientos y prejuicios
que hacen de ti un galeote
un esclavo y un proscrito
que vida no hay más que una,
esa que estas malgastando
viviendo según las leyes
que otros por ti cincelaron,
recupera la alegría
la ilusión, la fe perdida
vuelve a ser tú, no comulgues
sus credos y sus doctrinas
que el infierno está en ti mismo
y el cielo, al volver la esquina.