Cuando he tocado tus manos,
manos cálidas y suaves,
me parece que tú sabes
que con ansiedad t’ amo...
Pues siento las vibraciones
que tu cuerpo me transmite
y le doy gracias al cielo
porque verte me permite;
Porque tan solo al mirarte
para mi es un gran consuelo.
Mas aunque te tenga cerca,
yo no tengo la osadía
de con mis ojos decirte
la tristeza que me invade
el no poder poseerte.
Y no me falta valor
para expresarte mi amor.
Para hablar soy eficiente
cual lo indica mi poesía…
Pero como estoy consciente
de que es amor imposible
permanecerá indecible
mi austera melancolía..
Cuando a veces, a hurtadillas
toco tus lindas mejillas,
tal parece que al tocarlas
estoy viviendo la Gloria.
Mas la Gloria de mi hado
jamás podré yo alcanzarla.
¿Puede existir paraíso
si a ti de otro Dios te hizo?
Al ver que él posee mi Gloria
y mi me tiene olvidado,
obvio es que estoy condenado,
sólo por haberte amado.
Mi amor no tiene disculpa
y a nadie puedo pedirle
por tus desdenes consuelo.
¿Quién dice que existe el cielo
en un mundo tan tirano?
¿Acaso tengo la culpa
de amarte como te amo?
Si el cielo viera la angustia
y penitencia que me exige,
o si el Justo, justo fuera,
como antes yo ya lo dije:
¿Por qué deja que yo sufra
de esta horrible manera...?
Mi amor vive aprisionado,
preso de la fantasía;
añorando que algún día
puedas tú estar a mi lado
y poder mi corazón
lanzar con grande emoción
la verbosidad que ansía...
Con derroche yo lo escribo
porque la pluma es mi amiga,
y aunque nunca se mitiga
mi soledad de poeta,
hago que mi pluma diga
lo que decir yo no debo…
Porque soy un prisionero
en dos cárceles y un cuerpo.
Tu cariño es una de ellas,
la otra es mi condición.
Si mi corazón juez fuera,
en mis brazos te tuviera;
que importa que un día después,
en tu corpiño muriera.
Mas mi conciencia es el juez;
me obliga a guardar silencio,
y amándote como vez,
yo a mi solo me sentencio:
A sufrir un amor mudo;
Sí, a sufrir un amor mudo,
con el corazón desnudo,
sin el calor de tu piel.
*