OSCAR LUIS GUZMAN

EN SECRETO (c)

Cuando he tocado tus manos,

manos cálidas y suaves,

me parece que tú sabes

que con ansiedad t’ amo...

Pues siento las vibraciones

que tu cuerpo me transmite

y le doy gracias al cielo

porque verte me permite;

Porque tan solo al mirarte

para mi es un gran consuelo.

 

Mas aunque te tenga cerca,

yo no tengo la osadía

de con mis ojos decirte

la tristeza que me invade

el no poder poseerte.

 

Y no me falta valor

para expresarte mi amor.

Para hablar soy eficiente

cual lo indica mi poesía… 

Pero como estoy consciente

de que es amor imposible

permanecerá indecible

mi austera melancolía..

 

Cuando a veces, a hurtadillas

toco tus lindas mejillas,

tal parece que al tocarlas

estoy viviendo la Gloria.

Mas la Gloria de mi hado

jamás podré yo alcanzarla.

¿Puede existir paraíso

si a ti de otro Dios te hizo?

Al ver que él posee mi Gloria

y mi me tiene olvidado,

obvio es que estoy condenado,

sólo por haberte amado.

 

Mi amor no tiene disculpa

y a nadie puedo pedirle

por tus desdenes consuelo.

 

¿Quién dice que existe el cielo

en un mundo tan tirano?

¿Acaso tengo la culpa

de amarte como te amo?

 

Si el cielo viera la angustia

y penitencia que me exige,

o si el Justo, justo fuera,

como antes yo ya lo dije:

¿Por qué deja que yo sufra

de esta horrible manera...?

 

Mi amor vive aprisionado,

preso de la fantasía;

añorando que algún día

puedas tú estar a mi lado

y poder mi corazón

lanzar con grande emoción

la verbosidad que ansía...

 

Con derroche yo lo escribo

porque la pluma es mi amiga,

y aunque nunca se mitiga

mi soledad de poeta,

hago que mi pluma diga

lo que decir yo no debo…

Porque soy un prisionero

en dos cárceles y un cuerpo.

Tu cariño es una de ellas,

la otra es mi condición.

 

Si mi corazón juez fuera,

en mis brazos te tuviera;

que importa que un día después,

en tu corpiño muriera.

 

Mas mi conciencia es el juez;

me obliga a guardar silencio,

y amándote como vez,

yo a mi solo me sentencio:

A sufrir un amor mudo;

Sí, a sufrir un amor mudo, 

con el corazón desnudo,

sin el calor de tu piel.

*