Amar como tú amas no es culpa tuya,
mirar como yo miro es franco,
pero si recorro lo cutáneo de tu valle,
tal vez en la culpa yo participe;
la culpa no es tuya por añorar
a los besos que placer te propician
y por los mismos besos que te seducen:
¿subyugarás acaso mi desastre?;
la culpa no es tuya por tus deseos
que el néctar del éxtasis es adictivo
pero por tus embelesos que son mis laureles:
¿alimentarás más mi afán por seguir respirando?