Estar en medio de tanta gente
es la insignia de la tersa soledad.
Los parajes de ensueño, los matices al sol,
incluso las resquebrajadas paredes de algún lugar.
Todo, en medio de todos: eso es soledad.
Los avisos que brotan luces a media noche,
el pensamiento que por ser indetenible
solo llega y se muestra para instalarse.
El dolor. Ese que escuece y domina.
El intransferible, que como aire inunda
y no se ve cuando pasa por el alma.