Y mi vida se la entrego
a ese amor que me acompañe,
que me quiera, que me extrañe,
con mis manos de labriego.
Pero nunca, nunca ruego
a un amor que mi alma engañe
y mi vida se la entrego
a ese amor que me acompañe.
Si un amor enciende el fuego
sin que el fuego mío dañe
y amorosa me acompañe,
a su amor siempre me apego…
¡Y mi vida se la entrego!