Petrificado
y respirando las cenizas,
dibujando solo garabatos
con el alfabeto de su risa.
Con el miedo de un gato
al cruzar una autopista.
Con mi hoja en blanco,
sin el agua del alquimista.
(No, no es verdad...
Hoy tengo el pensamiento
repleto de adjetivos
pero no encuentro
verbos en el paladar.
En el rebaño
de estos instantes
escarbo con los ojos
sus formas distantes
y magníficamente disipadas...)
Ven, arena movediza
que ya estoy cansado
de sembrar con caricias
y deseos, tus acantilados.
Con tus recuerdos vestidos
desde mis ojos ya vuelan,
sueños de atardecer. Se cuelan
por la noche y caen al piso...