Eva utópica

Mírame

Mírame una vez más,

hazme sonreir,

 y aún en tu ausencia 

sonreiré de nuevo 

al recordarte,

por ejemplo,

como aquella vez 

que me diste la mano 

y dentro había un clavel.

O cuando te vi llegar 

atravesando un mar 

de semillas de chopo blanco.

O cuando nos besábamos 

bajo la lluvia en la alameda

durante muchos cinco segundos.

Me sonreiré de nuevo 

sin motivo 

mientras voy caminando 

al trabajo

o cuando vea 

a la bolsa blanca de plástico

bailar con el viento 

como prima ballerina assoluta.

Me sonreiré mirando 

al cielo estrellado sin luna 

en una noche de verano 

imaginado que somos

los reyes de las hadas 

colándonos en el teatro 

o queriendo amanecer en la playa.

También con los palíndromos,

las manzanas,

los cuadros de  Kandinsky,

los poemas de Benedetti,

los funerales regios,

las flores de San Juan,

los cerezos en flor 

en el Valle del Jerte, 

las cometas sin piloto,

las nubes con forma de marmolubio,

cualquier canción de Freddy Mercury, 

los dibujos con tiza, 

los bebés que comen yogur con las manos,

dormir me mientras escribo 

en la butaca,

el olor a hierba recién cortada

o cualquier otra cosa me

que me recuerde a tí 

y a tu mirada pura de amor.