El hombre y su soledad
Un sendero lleno de sombras
Calmado silencio del tiempo
Abrigando su espíritu
Instancia tocando su ser.
El hombre oyendo sus latidos
Aflojando la rienda del afecto
Labrando a solas
La razón de las ausencias
Melancólica noche
Rutina sin estrellas fugaces.
No están los niños, la mujer
Las palomas blancas del hogar
Las alegrías simples servidas
En una tarde de risas
Travesuras de cinco y seis.
Ojos ansiosos levantados
Hacia el horizonte
Suspirando blancos y azules
Brazos del vacío
Exiliados de la ternura
Besos saboreados sin ruido.
EH