Desfallecer en el intento
ya yo llevo más de siete creo,
mismas promesas hundidas
en el mar de mentiras estrechas.
Un “quizás “ bombea a los lejos
estando más cerca del desplante,
lágrimas corren en competencia
a ver qué excusa las detendrán tarde.
Siempre corre el reloj en contra
y la espera de a pocos se acorta,
con la voz ya a estas horas rota
las palmeras negras mías agotan.
Se dibuja en los labios tristes
un arco de melancolía profunda,
otra caída en ciernes se avecina
de que sus palabras no tienen valía.
Y ya nunca sabrás que se siente ser altar
tener el privilegio de poder domar,
a un corazón que añejado se encontraba
para sólo brindarte privilegiada lealtad.