Vanamente intento poetizar
alegría estando en la miseria.
Las estrofas colisionan y
se desintegran en mi cabeza,
siendo devoradas por el olvido.
Huecas en peso y significado.
Atravesando este padecimiento
trato inútilmente de expresarme,
manteniéndome positivo
con la frente en alto
e ineficazmente sonriendo.
Vomito esperanzas en afán
de perseguir algún crecimiento,
pero esta maldita palabra
representa en mí un duelo
que presiono a batirme,
sin éxito, a paso acelerado.
Nuestros caminos son difusos
y nuestro tiempo contado,
desde el comienzo hasta el final
rebotando en la volatilidad de la vida,
buscando un punto de anclaje
en son de fluir con armonía.
Aunque cada año pensar esto
me atormente menos,
mi espíritu intranquilo
aún se opone a mencionar
que mañana habrá alegría
donde hoy observa miseria.