Llevo la tarde a cuesta entre mis cejas
doblegando mi paciencia para recibir el
impacto grandioso del regalo del ocaso;
a lo lejos mis ojos reciben aquel
hermoso cuadro pictórico único,
en donde el alba señala la hora
serena y flamante para expandir sus
apincelados colores: Entre el verdoso
pasto cubriendo desde lo alto de la
coqueta colina, habitada por los vivos
árboles danzantes como las caderas de
la mujer de mis sueños profundos.
Esquibo los frágiles rayos del Sol y
exalo aire de las alturas turbantes con
sus promesas inspiradoras silenciosas,
para gozar del esbelto ronquido
sonoro de las agitadas nubes grises;
tronando el firmamento erguido
entre los soplos seguidos de la
tranquila brisa sabrosa con su
frescura presente ante lo real en mis
ojos: Capto el revés de tus movimientos
inquietos para enredar mi corazón
aturdido por tus labios rojos.
Las rosas explendidas se mecen,
todas unidas en su jardín virtuoso,
tan jadeante y glamoroso; relucen muy
unidas en su contagiosa coreografía,
brotando desde sus pétalos el
elixer perfumado y decorador del amor:
Recojo todo en energía para que
tu armonía flamante femenina,
nutra mi alma ante la adversidad y
el ergo después de tus sentimientos,
para sentirte entre mi pecho, dulzura
oculta de tu amor, tan parecidos a tu
aliento sabor a flor.
RIVAS JOSE
09_09_2023
Barinas Venezuela.