Lo dulce de la vida
Un atardecer con su Sol dominado
La vida nos ofrece grandes placeres
Y de pronto desesperados buscamos poseer
Un virus se extiende como un colibrí
Su aleteo zumba entre el blanco de nuestros oidos
Los huesos son parte de una memoria repetida
Invitamos a las preguntas y las dejamos en sala de esperas
En emergencia las respuestas se estrellan
Pugnan por ceñir símbolos apátridos
Haber tenido un padre es también memoria
La vuelta es respuesta en emergencias
Los pasillos se vuelven pegajosos
Y se multiplican las salas abiertas