Escribir estos textos fue como hilar momentos de mañanas y tardes a deshoras. Buscar entre sus fibras uno que otro pigmento, uno que otro vestigio de certeza (con el afán de un día poder reconocerlos). No era posible distinguir la fantasía de la melancolía. No era posible recordar el futuro. Y si no dependiera de mi tacto, haría de estos poemas una alfombra volátil, que recorriera a solas ese mundo, o los mundos, que me vieron tejerla.
A solas
sola
y con mi alma
Junio Julio y Agosto del 2010