Tus manos entre las mías,
las necesito.
Tengo miedos.
Tengo fobias.
Me siento deprimido.
Me siento
con muchos miedos.
Estamos viviendo ante tanta inseguridad,
tantos robos, crímenes,
muertes injustificadas.
No se puede andar
por las calles,
ya no existe la seguridad.
Tenemos que vivir
entre rejas.
No se pueden
atender los negocios
porque te asaltan,
anexados a sus etcéteras,
etcéteras, etcéteras...
Miedos, pánico
en las calles...
Tienes que tener cuidado
de quién es el
que llama a tu casa.
Puede ser un ladrón
o un asesino.
No se puede ya
confiar en la gente.
La seguridad no existe.
Sí las cárceles...
para esos que asaltan,
matan, asesinan...
por unos pesos...
entran por una puerta,
y al poco tiempo salen...
quedan libres,
saliendo por la misma puerta
o la que está detrás...
necesito tus manos.
Únelas a las mías,
para sentirme más seguro.
Para aplacar mis temores.
Para atenuar mis miedos...
Entrégame tus manos
para que mi alma
se sienta protegida.
Hoy mi alma,
no tiene calma.
Necesito tus manos
para poder sentir
un poco de paz.
Ayúdame a tenerla.
¿quién eres?
¿quién está tendiéndome
sus manos?
¿te conozco?
Veo acercarse a mí
unas manos...
¡Son tus manos, Jesús!
Déjame agradecerte.
Siempre me acompañas.
Siempre me escuchas.
Aunque yo... no esperaba
las tuyas, Señor...
Bienvenido seas Padre Eterno.
Me postro ante ti.
Siento, siento en mis
manos las tuyas...
ellas están dándome paz.
Ellas me están
ilusionando que todo
ha de cambiar.
Nosotros debemos tratar
de considerar y amar
al prójimo...sin robar,
sin matar...
Tú no has de abandonarnos...
Quiero atreverme
a decirte en nombre
de mis semejantes,
que trataremos de unirnos...
sin lastimarnos,
sin dañarnos...
Amándonos,
los unos a los otros...
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 02/03/2013)