Tantas veces ríos
de interminables aguas
delicias y elixir de la vida,
aguas imparables en bendecidos puertos
que beben el incesante manantial de las vidas.
Bienaventurada la tierra que fructifica el alma,
la del caudal ruidoso y de las epifanas aguas;
su sabor ansioso y su dulzura ámbar.
Tantas veces ríos
de tempestuosos causes
y del silencioso trance,
depositarios de credos y trasegadas venturas,
epígrafes gravosos de penitentes caídos.
Los que brindan aguas mansas,
Los que liban aguas duras.
Los que sacian sus ansias.
Los que embriagan sus cuitas
para ensanchar las almas.
Tantas veces ríos en que los derrochados pechos
ahogan sus penas, arrebujan sus vidas,
se hartan las dichas, y lloran sus penas esas mismas almas.
Tantas veces ríos.
Los presurosos ríos
Los somnolientos ríos
Los venturosos...
Los sosegados...
Los dadivosos...
Los indulgentes.
Los turbulentos.
Los piadosos.
Los impíos.
Los simples.
Los singulares y los plurales.
Los cóncavos y los convexos y los divergentes y los convergentes.
Los comparables e incomparables
Todos ríos, todos ríos...
Para beberlos aguas turbias
Para bebernos aguas castas
Para comerlos todas aguas
Para comernos aguas santas,
Para bañarnos agua limpias
Para volvernos aguas calmas.
Para devorarnos aguas diablas.
Para amarnos agua y aguas.
Nos nacemos ríos y nos morimos aguas
¡Tantas veces ríos de interminables aguas!