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Prosa... Cassiopea

Cassiopea

 

Estoy en una expedición...

    Una noche al raso en el claro de una arbusteda mediterránea. Al calor y sentir del crepitar de una hoguera que refleja el fuego en mis pupilas. Durante el día, observo y fotografío con el alma para luego documentarme y conocer los hábitos de dichas especies. Escribo aquello que no tiene nombre en estas noches maravillosamente mágicas. Mientras, el canto de los grillos y de las ranas en aquel estanque me sacan de mí. Me fundo con el tupido verde primaveral del que emana un aura envolvente. El ulular de un búho me da la bienvenida al misterio de la noche. Y la luna y su magia, simplemente me dejan sin palabras en el mirador de la contemplación.

     Algún día viviré esta historia que escribo... Este baño nocturno en las gélidas aguas del lago calmado, mientras álamos hermanados me muestran su adoración al cielo.

Nado, y el fluido vital acaricia cada poro. Un titilar acuoso embriaga mis tímpanos, mientras me deslizo de un lado a otro en este espejo del universo que preside mi velada con la vida. Me acerco a una roca y apoyo sobre ella mi cuerpo fresco. En este remanso meditativo, prendo y fumo. Un humo ascendente cumple con su llamada a aquellos ojos que me visualizan. Seres mágicas emergen de la espesura, desbloquean la energía natural que fluye a través de mí. Los cuatro elementos se presentan y me hago consciente de que soy fusión de todos ellos.

...

           En un ser me convertí y volé bien alto sin límites ni horizontes. Ahora titilo cada noche y me observas desde tu ventana. Te invito a la libertad y a aventurarte hacia la sabia nada. Cassiopea, me llaman.