En el laboratorio de la vida tracé una ecuación,
donde su amor se mide en gramos de pasión.
La constante de tus besos, un valor invariable,
y la reacción de tus caricias, siempre impredecible.
Tus ojos, como átomos, capturan mi atención,
y en la ley de tus abrazos, encuentro mi solución.
Cada beso es una reacción química, un estallido,
y nuestra unión, una fórmula perfecta, sin olvido.
En el campo magnético de tus abrazos, me encuentro perdido,
como partículas cargadas en órbita, siempre unidos.
La tercera ley de Newton se aplica a nuestro amor,
cada acción tiene su reacción, un equilibrio sin error.
Nuestra relación es como un experimento constante,
cambiando, evolucionando, pero siempre relevante.
En el laboratorio del amor, somos científicos audaces,
descifrando los misterios del corazón en nuestras bases.