Ben-.

Un río de palomas-.

Hay un eco de rosas marchitas,

y un túnel empapado de pájaros

allí donde conviven los huesos

y el desamparo. Las avenidas

se llenan de trajes sin cuerpo,

y las ajorcas y los anillos, funden

su secreto en el fuego.

Hay un elixir que no engaña

una estufa demacrada y tierna

un verano de leña y de sombra,

distantes en la explanada.

Hay un sistema de antiguas poleas,

donde ruedan todavía los pies y las mareas,

en que los dedos se agolpan y trastocan

como ceniza de un baño público.

Un río de palomas alcanza su cenit,

bajo los roquedales y las piedras emergidas,

sobre el lecho muerto de un estanque

donde se asoman las voces de los niños.

 

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