RENNY LOYO

ORACIÓN PARA TU AMOR ALCANZAR

Vi el claro de tus ojos, 
el cabello alborotado y encrespado,
los labios pequeños, las cejas pobladas 
y la nariz perfilada.
 
Como una sultana de novela turca;
así te vi aquella tarde en el metro de Caracas,
sentada en el banco junto a la ventana, 
divisando el recorrido de la ruta hacia los Palos Verdes,
leyendo un pequeño libro del evangelio 
cuando no mirabas el cartel de la ruta.


El libro atraía tu atención,
leías con esmero y recogimiento,
estirando siempre tu larga falda,
arrepintiéndote de las miradas de atención 
arropando tu rodilla blanca y delgada,
con arrepentimiento.


Asegurada tu rodilla,
la mirada se perdía en los versículos,
mientras el viento inexistente del andén
jugueteaba tu cabello con desdén,
y tus labios se movían en silencio por las maravillas,
siguiendo las palabras de las escrituras con estímulos.


Intenté interrumpir tu lectura,
a sabiendas que pecaba, 
que no sería perdonado con prontitud,
de mi alocada incultura,
mientras en interior lloraba
por esa tierna y mágica actitud,
y seguro pensabas debía rendirme ante el todopoderoso 
estar segura de mis buenas intenciones 
por aquellos pensamientos gloriosos 
que para mí eran bendiciones,
por aquella hermosa mujer que se guiaba por sus palabras,
yo rendido a sus pies daría mi incienso y alabanzas.


Me acerqué con cautela, sin querer molestar,
y te saludé con un gesto amable,
tú levantaste la vista y sonreíste,
y en ese momento supe que eras mi milagro.


Así te recuerdo en mi memoria,
pequeña y celestial,
con mirada afable
a quien pueda interesar,
ignorando esas miradas necias,
que quisieron incomodar.


Así te recuerdo pequeña
elevada en pedestal.
tu rostro me inspira,
sentarme contigo a orar
buscando elevación
para conseguir tu corazón
y a si me puedas
aceptar.