El mundo entre tus labios
Ese rostro tan dulce, sublime y con terneza
me trae locamente del alma y la cabeza,
pensando como docto, tocando al corazón.
Hay días de recuerdos, te añoro entre mis brazos,
hay noches de silencio que pienso en tus ojazos
y hay cosas tan bonitas con ecos de pasión.
De amores, mil jardines repletos de añoranzas,
de sueños, las neuronas con ritmos y esperanzas
así, como de lejos queriendo despertar.
Pues, a ti que hoy derramas belleza por doquiera
recibe este poema de una alma prisionera,
cautiva de tu imagen al verte caminar.
Tus labios, paraíso del cielo recobrado,
tus ojos, dos luceros que guían al vendado
a perseguir la suerte, semblante encantador.
He aquí viendo tu efigie de musa soberana
le digo al pensamiento: «con ella mi alma gana»,
ayúdame a buscarla que muero por su amor.
En eso el sentimiento me dijo, no hay segundo,
escríbele con gozo «el mundo sin ti no es mundo»
apiádate oh, mi niña que estoy loco por ti.
Ayer, mientras pensaba qué versos escribirte
surgió una buena idea, y hoy voy a decirte:
¡Oh, niña de mis ojos, apiádate de mí!
Samuel Dixon