Hay huecos por los sonidos del aire,
túneles de voces sin aliento
un pájaro de diminutas alas amarillas
que oscurecen el cielo y sus esferas.
Hay un rosal de sombrías circunferencias,
donde se columpian los niños sin sus voces,
estrías drenadas por un lenguaje de amapolas
que envían un mensaje por la glotis asombrada.
Hay un silencio que enmudecen los vencejos
donde aprietan los zapatos con sus antiguas cenizas,
un naufragio de copas vaciadas, por las manos sin arterias.
Un pulso de nieve rescata los hombros malheridos,
allá donde habitan los espejos derruidos.
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