Viene la noche
vestida con las sombras
y con las brumas.
Ya cubre el bosque
la niebla y el silencio
de cada tarde.
Y tú suspiras,
quizás, en despedida
del cielo azul.
Voy a tu lado,
tu mano entre la mía
como en un sueño.
En otro tiempo
hicimos el paseo
por donde vamos.
Éramos niños,
quizás enamorados,
sin darnos cuenta.
Y nos miramos
cargados de inocencia
en esos años.
Y nos hablamos
sintiéndonos amigos
y mucho más.
Nunca dudamos
de nuestros sentimientos...
¡Era la infancia!
Hoy regresamos,
de nuevo, con la noche,
al viejo bosque.
Y nos amamos,
septiembre, en este otoño,
de nuestra vida.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/09/23