Francisco M. Ortega

deambular

 

recogeré las citas de la aurora
hoy o mañana cuando resucite
del sueño desvelado y turbulento
que me saca de la cama mientras te pienso
 
saldré a llevar las muestras del dolor
al consultorio que abre el alba
caminaré frente a casas vacías
donde huellas deshabitadas recorren
los jardines con decadente olor
del pasado opulento
la pesadez del tiempo ya gastado
ese aroma que impregna de agujas la garganta
 
pasaré por puertas de destierro y olvido
donde la vida se hacina
en setenta metros cuadrados
y el espantoso roce de la piel y del aliento
hacen crecer la densidad jubilosa
 
llevo un volante para el improperio médico
que me pesa las vísceras, la taquicardia,
y me mide la tensión del alma,
su aliteración neurálgica
 
la mano que me receta pastillas para sobrellevar
el gozoso dolor de la vida que pasa
esta mala conciencia de ser tan humano