Me Quedo Aquí XII
Como diamante real va mi alma,
con pulir el desenfreno con vapor en su cristal,
y con punto negro verdadero en el centro,
me quedo aquí,
y como rubí en mi planeta,
desenterrado sin ostracismo,
y como un destierro, ¨jamás ni nunca¨,
me quedo aquí,
con un dolor en el alma,
y más en el cuerpo como lanza de un cobarde,
y en alarde queda si arde,
al corazón amando como nunca,
después de tentar el alma,
si el mundo gira con órbita,
y si se detiene el mundo sin girar,
sabes que no me harás nada,
me quedo aquí,
y sin en contra de la voluntad de alguien,
se aterra mi piel, mi cuerpo y mi mente,
y por un sólo mal desastre,
de creer en el alma a cuestas de la sola razón de ser,
y yo penetro en tu alma,
desde que el silencio con dolor llegó,
y derribó mi ser,
mi ilusión y mi mente,
y con tu cruel voluntad,
y sin un oblicuo corazón,
me quedo aquí,
como un topacio del color del azufre,
desterrado en mi interior,
queda mi alma como del color de la madre perla,
destruyendo al color dentro de la coraza,
de mi alma sin luz,
o como el desierto frío,
que con elfo no detiene mi andar,
y mis pies no se casan,
de penetrar en el camino frío,
y de tentar el alma gélida,
se convierte mi tiempo sin razón,
cuando en el corazón,
se gana el alma como un diamante en bruto,
porque el camino queda sin pulir,
y si me quedo aquí,
es como pertenecer al cielo de lluvia,
y con diluvio acaecer en tu alma,
con el llanto de tus ojos,
derribar todo el mal posible,
cuando ocurra lo peor,
y si me quedo aquí,
si soy como el zafiro de color azul añil de un cielo con estrellas,
o como el desafío frío,
entre querer y no,
cuando ocurre el desenfreno frío,
y de frenar la vida,
y de amar lo que crece,
a todo mar que se perfila más con el hielo,
me quedo aquí,
como una esmeralda bajo tierra,
me enaltece mi fiel voluntad,
en salir airosa y con libertad,
y brillar como todos ojos verdes,
como todo lago en tu alma,
desatando la furia entre tu querer y mi querer,
cuando me quedo aquí,
cuando ocurre el dolor,
de enfrentar la carencia,
más fría como el hielo,
y como penuria sostener al amor,
y me quedo aquí,
cuando en desolación quedo como el ónix,
y en dix en tu cuello,
me quedo aquí,
pues, como crucifijo,
muero en una sola cruz…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
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