Trapecio
La muchedumbre abre paso, ansiosa,
resulta atractiva tal iluminación,
océano de gente sin tregua, impaciente y curiosa,
todo en pos de la mejor ubicación.
Una suerte de perplejidad irradia,
¡ Qué maravilla !, ¡ Cuánta emoción !
con aplausos asesinan el silencio.
Respetable público, comienza la función.
El maestro de ceremonias, espléndido orador,
cada palabra pronunciada, el público presta atención,
se sumergen en su credo, mentes entusiastas.
En la pista central, el domador y sus fieras.
A la moda cerdos vestidos de trajes brillantes,
ejecutan cabriolas, y saltos peligrosos,
recibiendo satisfechos por ello despojos,
se retiran, mientras las luces se apagan.
Ante las llamas, huyen las tinieblas
la música se adueña del lugar,
exuberantes bailarinas, acompañadas de sus sombras
se contornean, sonrisas de marfil en sus rostros,
con movimientos sensuales, muy provocativas,
mientras payasos les acechan sigilosos detrás,
sus rostros pintados en la máscara de la malicia,
con alegres puñales, les sacan el corazón,
comenzando a vender corazones confitados,
las risotadas hinchan la carpa casi a reventar
Estos rostros pintados, ocultos bajo el maquillaje
a ciencia cierta, encierran un peligroso enigma,
desde la infancia, maltrechos y heridos,
incapaces de escalar la cuerda,
incubaron estrictos resentimientos,
albergando demonios vengativos internos,
sembrando en el alma venenosas raíces.
Culparon a otros, su falta de arrojó,
como han abusado estas almas insatisfechas,
sin que ello otorgue compensación alguna.
Donde el trapecio, marca su oscilación,
aquello pasa desapercibido,
es una estupidez, puesto que es impío,
en las alturas, es un mundo distinto,
quienes moran allí, saben del arrojo,
Un mal agarre y te acoge el abismo,
por eso, cuando saltas al vacío,
no titubeas, confías en que una mano te sostendrá,
pues el riesgo de vivir, es apreciado y atesorado.
Es realmente admirable cómo han logrado elevarse,
confiando solo en sí mismos y en su compañero cercano,
otro semejante, que puede elegir su propio destino.
El payaso malhumorado, solo babea
está atrapado, tragando saliva,
observando con el adolorido cuello a lo alto,
fantasea la posibilidad de estar allí,
el miedo le invade, meándose encima
y el retorno a la realidad solo trae llanto,
en la penumbra del circo, su sueño es volar.
Elthan