Le pregunté al mar
que misterio esconde,
cual es el secreto
y que amargo llanto
confesó Alfonsina,
cuando caminaba triste junto al mar...
Y porqué sus olas
no la consolaron
cuando se mezclaron
sus aguas saladas,
con las saladas
lágrimas y el mar...
Le pregunte al ocaso
si no observaba,
la luna brillante
el dolor profundo
de esa alma al andar...
Le pregunte a la arena
si esos pies descalzos,
no infundian tristeza
y pena... al pasar...
Le pregunte a la brisa
no se daba cuenta
al golpear el rostro,
que ardía de llanto
al llegar al mar...
Que pasaba entonces
con las mil estrellas,
que observaban tercas
que habia un poeta
cansado de amar...
Le pregunte al silencio
que hacia ese instante,
porque sus sonidos
no le dieron paz...
Le pregunte a risco
porqué no entregarle,
desde las alturas
la paz que transmite
tanta inmensidad...
Le pregunte al cielo
por su azul profundo,
no quiso envolverla
calmando su pena
con la claridad...
Le pregunte a la noche
ella que es la dueña,
de la inmensidad
sino presentia
la muerte en las alas
de la soledad.
Mi voz... se hace grito
tratando de hallar,
todas las respuestas
del fondo del mar.
y surge en mi alma
otra gran pregunta...
Se puede Dios mio...
Anclar en el puerto
de la etenidad
dejando los sueños
ahogarse en el mar?
se puede... Dios mio?.
María Inés Pascuccio.