Original Oriflama Infinita

Confidencias ante la vela

Concernientes al último eclipse guardo

unos papeles donde escrito está

todo lo acontecido en el pasado

Intento, mas que saber, desconocer,

pues perderme siempre, porque ya

me he encontrado, pero no quiero quedarme aquí

sino seguir fluyendo a feliz destino 

por este río eterno camino al cielo: placer sin fin,

y nada es cierto, ni parece serlo

Me levantaré rebelde rompiendo el velo

que nos impide ver bien el sentido

que debe haber detras de este misterio

o truco de teatro, sueño

con el que a nosotros mismos nos engañamos;

la maldita verdad nos haría daño!

 

Lúbrica la luz se transforma en sombra lujuriosa

y comienza la fiesta bajo una enjuta Luna siniestra

La lumbre rojiza de su prístina aura cae sobre el agua

salpicando el negruzco manto que el mundo tapa

El cielo verdoso rebosa savia entre otras cosas

como saliva de diosa y el amor que nos conecta

al calor del Sol, a su estela espiral, perfecta hipnosis

para esta nuestra poética consciencia, suprema metamorfosis;

tras mentirosas apariencias el alma verdadera se revela 

 

 

Torbeyinos azules en el límite profundo

donde los renacidos realizan sus osadas hazañas

Arañas de humo bajo las máscaras ajadas

que insinúan caras adormecidas tras el muro oscuro

 

Ayí las sombras de amaneceres anteriores

se envuelven de jazmines entre los juguetones gorriones

y hay un panteón tendido sobre la parda hojarasca

como el torso de un guerrero que verde sangra

 

Entonces enmudezco oyendo ecos de batayas,

besos que se van, aunque ya no estaban,

sonrisas transparentes que se pierden al parpadear

 

Y me entristezco tanto que yoro por nada

mientras la cadencia sagrada encanta estas palabras

y alguna luz ignota genera otra singular realidad

 

A María C.:

Surte versos que emanan sentimiento
tu corazón, como un pobre huérfano,
latiendo, a pesar del enorme peso
de no poder dar cuerpo a su recuerdo

Voz que se hundió entre silencio
Todo coexiste en un solo tiempo
Cada alma es un precioso pétalo
en la gran flor de nuestro universo

La energía transforma radicalmente
la luz ardiente en sombra o nieve,
como a los seres en polvo de nebulosa

Nunca nada se pierde, ni se agota
la fuerza de la fé que nos mueve
hacia el remoto saber que vela la muerte