Por la ventana
la música se cuela
desde la calla.
En una esquina
la mano y un violín
hacen milagros.
Suenas las notas
y vienen con los sueños
de la mañana.
Tú las escuchas,
con ellas te estremeces
y hasta suspiras.
Se alegra el alma
oyendo los susurros
del alma amada.
Y es que la música
transporta los sentidos
y te enloquece.
¡Vaya regalo,
de música sin nombre
que da el violín!
Porque la mano
que arranca esos sonidos
tú la conoces.
Cierras los ojos,
bendices la mañana
y al nuevo día.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/09/23