Freddy Kalvo

¡Ah preciada libertad!

En el mundo hay muchas hormas

que someten con bravura.

«O sutiles, con ternura,

o de diferentes formas».

Si aceptando vas sus normas

¡Ah, serás tú bienvenido

y a ese credo sometido!

¡Oh clamada libertad,

dime, dime la verdad!:

¿Quién es libre, te lo pido?

 

La pregunta es insistente,

la pregunta es necesaria

si la norma es carcelaria

y somete a tanta gente.

Si rebelde de repente

te opones a una doctrina

que te oprime y te conmina:

¿Qué te pasa, ven y dime?

¡Te maltrata, te reprime,

si no mata, te margina!

 

¿Quién es libre de tendencias?

¡Ni en los mares, ni en el suelo,

donde ofrecen hasta el cielo

a cambio de unas creencias

y también de reverencias!

¿En dónde está la verdad,

en toda la humanidad?

Porque no veo que exista

en un mundo tan clasista

la preciada libertad.

 

¡Ah los seres sometidos

dizque por la voluntad

y que tienen, potestad,

sobre sus cinco sentidos!

Son más libres los latidos

cuando late el corazón

mucho más que la pasión

cuando vas contra las reglas

cuando el credo desarreglas

aunque sea con razón.

 

«¿Quién es libre de verdad,

si no existe libertad?»