En el mundo hay muchas hormas
que someten con bravura.
«O sutiles, con ternura,
o de diferentes formas».
Si aceptando vas sus normas
¡Ah, serás tú bienvenido
y a ese credo sometido!
¡Oh clamada libertad,
dime, dime la verdad!:
¿Quién es libre, te lo pido?
La pregunta es insistente,
la pregunta es necesaria
si la norma es carcelaria
y somete a tanta gente.
Si rebelde de repente
te opones a una doctrina
que te oprime y te conmina:
¿Qué te pasa, ven y dime?
¡Te maltrata, te reprime,
si no mata, te margina!
¿Quién es libre de tendencias?
¡Ni en los mares, ni en el suelo,
donde ofrecen hasta el cielo
a cambio de unas creencias
y también de reverencias!
¿En dónde está la verdad,
en toda la humanidad?
Porque no veo que exista
en un mundo tan clasista
la preciada libertad.
¡Ah los seres sometidos
dizque por la voluntad
y que tienen, potestad,
sobre sus cinco sentidos!
Son más libres los latidos
cuando late el corazón
mucho más que la pasión
cuando vas contra las reglas
cuando el credo desarreglas
aunque sea con razón.
«¿Quién es libre de verdad,
si no existe libertad?»