Si yo pudiera darte
la esencia de mi vida.
Si tú pudieras darme
el roce de tu piel.
Si yo pudiera darte
el fuego de mi amor.
Si tú pudieras darme
el gozo y la pasión.
Si yo pudiera darte
la llama de mi hoguera.
Si tú pudieras darme
el fuego de tus besos.
Si yo pudiera darte
el calor de mis pechos.
Si tú pudieras darme
la dicha de sentirte.
Si yo pudiera darte
el calor del lecho.
Si tú pudieras darme
los sueños que yo tengo.
Si yo pudiera darte
mi amor ardiente.
Si tú pudieras darme
un te quiero descarado.
Si yo pudiera darte
El olor de mi piel
Si tú pudieras darme
el placer de tenerte.
Si yo pudiera darte
lo dulce de mis labios
Si tú pudieras darme
la esencia de tú hombría.
Alicia Pérez Hernández… México
No es la pluma la que escribe, es el alma
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Andas por esos mundos como yo; no me digas
que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
no nos conoceremos, disfrazados y torpes
por los caminos echaremos a andar.
No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.
Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre,
¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?