Alejandra Reyes

Ser Divino

Corre, sigue corriendo por la noche nublada,
deja de sentir el frio y sigue corriendo.
No pares, no hasta que no sientas el peligro,
hasta que ese ser este lejos,
hasta que no sientas el miedo constante en tu cuerpo y oídos. 

Veo que avanzas, sobre el sendero de un bosque perdido,
entre las ramas secas que suenan mientras corres
y chocan contra tu ropa mojada.
Esa ropa rasgada, manchada de rojo
y salpicando la tierra bajo tu recorrido.

¿Qué hay por aquí, mi cariño? 

Uno, dos y tres...

Vamos pajarito, tus alas se han roto,
corre como puedas,
escóndete tras las piedras,
o sigue avanzando,
que yo estoy que muero de ansias. 

cuatro, cinco y seis... 

Que lugar tan mundano,
¿es el mejor lugar que has encontrado?.
Te sigo buscando, no haré ruido,
no haré nada, sigo el camino que trazas. 

siete, ocho y nueve...

¿Sientes el pesar, el coraje y tristeza?
Casi te alcanzo, pero no temas,
estoy en todas partes,
casi puedo saborear el miedo...
No debiste hacer eso... 

Diez... Creo que ya te encontré.  

Ya no veo el sendero de tus pisadas,
tirada entre el piso busco tu cuerpo marchito.
Ojos grandes, azules y fríos,
labios secos y mirada perturbada,
créeme, cariño mío. Hubieras preferido no tener este ser divino. 

Uno, dos y tres... Comencemos otra vez... 

Claro, comencemos de nuevo,
sigue corriendo, alma perturbada,
sigue por el mismo sendero y juega mi juego.

¡Oh! que generoso eres al ser mi amuleto,
ser mi instrumento,
que divertido es ser tu tormento.
Mira de nuevo, siente el miedo,
llena mi espíritu de nuevo.

Llena a este servidor tuyo.
¿Soy tu karma o tu conciencia, alma pecadora?