No me impida escribir sobre mi gato
lo dicho por Neruda, Baudelaire,
Borges o el misterioso Apolllinaire:
algo debo decir en mi formato.
Tutor de metafísica y soltero,
santiagueño con cola que rehúye
las caricias, y todo lo que fluye,
hasta el amor, eterno pasajero.
Por este mundo de simulaciones,
él descalzo y desnudo se desliza
como una sombra por habitaciones
y territorios donde nadie pisa.
Esta es su casa. Creímos ser sus dueños,
sólo somos materia de sus sueños.