Hoy fardo ante mi amigo ver partido;
tirado todo el cuerpo en el sillón,
final que no me pierdo y sin un ruido,
con copa de un ribera resultón.
¡De pronto…una figura ha irrumpido!,
centrando de mis ojos la atención
y paso de un penalti cometido
a ver un centro campo de obsesión;
tacones, medias negras y unas ligas,
un tanga, un picardía y una intención,
“hoy quiero concederte cuanto digas!,
me dice y me seduce del tirón,
amaga con un guiño y lanza besos
con esos labios rojos de primor
que, presto los atajo haciendo presos
tal como un cancerbero del amor.
Ahora, juega más en mi terreno;
de nueve es toda un “killer” matador,
yo quiero ser el seis que ponga freno
y un juego equilibrado a tanto ardor.
Refuerzo el centro campo y lo endurezco,
recorro sus costados con tesón,
penetro por el centro y ya merezco
susurros al oído de alirón.
Mi cuerpo junto al suyo está tendido,
sucumben jadeantes alma y piel,
el tiempo está agotado, ha concluido,
empate y satisfechos… dulce miel.
¡Qué importa quien la Champions ha ganado,
mañana en el café me enteraré!
Hoy sigo recordando que a su lado
jugamos como nunca imaginé.
Rafael Huertes Lacalle