Caminando las calles
noté que me hacía falta
una masa latente
con la voz programada
mi tesoro andante
luciérnaga de medio morir.
Hace años aprendí,
que el miedo al nuevo paso
es pasajera y fugaz,
decir ¡te quiero!
viendo frente a mí un diamante
lo que un día entre sueños visualicé
y pegar un susurro al viento
- ¡esta es la princesa que estado esperando!,
tener rosales de dulce aroma
sobre el comedor al amanecer
engaño infantil para la mariposa.
Frágiles son los huesos
cual martillo en frente posa,
igual de frágiles los días de melancolía
cual imagen de princesa
posa frente al atardecer del mar.
La rosa blanca se torna negra
el pasar de los años
descubre la profundidad del río.