Qué linda se ve la nena
cuando mueve sus antenas
casi en forma de saludo.
Como manchadita de barro,
espera a ver si la agarro,
lo cual puede ser...pero lo dudo.
Y todo la hace ver tan mala
cuando amenazante abre sus alas
y parece planear su vuelo.
A lo mejor, si le gusto,
intentará darme un susto
enredándose en mi pelo.
Cuando entró por mi ventana,
se coleó la muy tirana
sin que nadie la invitara;
había un cortejo de hormigas
con la mano en la barriga
riéndose en mi cara.
Buscando el insecticida
sentí que arriesgaba la vida
al caminar por mi cuarto,
pues si tenía la desdicha
de que volara la bicha,
podía darme un infarto.
Le vacié la lata completa
y hasta la misma cuchufleta
se la dejé bien mojada...
Y ella con su pijama,
se metió bajo mi cama
caminando como si nada.
Tuve que removerlo todo,
pues tenía que haber algún modo
de terminar de matarla.
Estuve un momento acostado,
yo la escuchaba a mi lado,
pero no podía encontrarla.
Al final, con las patas pa\'rriba,
no pudo mantenerse viva
y se ahogó en su propio encierro.
Pero la noche se puso aterradora,
cuando el resto de las voladoras
llegaron para el entierro.