Siento en mi rostro
el viento tibio primaveral
respiro la frescura de la prima noche
paseo fulgurante…
niños, jóvenes, enamorados,
mi curiosa mirada se posa
en ojos vidriosos, manos agarradas
en un idilio de áurea flor
y siento las promesas arrebatadas
con expresiones enloquecidas
de amar más….
al horizonte oigo fantásticas risas.
Cruzo la calle enfrento una vidriera
mi reflejo con levedad luminosa
sigue en hoguera
aún están adosadas en el fuego
las hojas que cayeron sollozas
amarillas y rojas,
veo mi celaje en estío
no hay primavera
ni flores ni luces multicolores
ni el encanto del crepúsculo
ni escenas henchidas de amor vivaz
con ese perfume que sale de la entraña
por el reverdecer turbulento
Me tropieza un niño….
caigo en cuenta que es primavera
pero en mi campiña
están tejidas aún las hojas secas
de ese Otoño que se revela.
Lale Neda ©