Aunque mis lumínicas auroras se tornen grises
Y la flébil ruina saquee mi sustento.
En palabras castizas, no esté contento.
Pediré al padre misericordia.
Cuando la inspiración fluya, con ímpetu hasta el cielo.
Y en un arrebato, me machuque la mente,
Pediré al padre fervientemente.
Porque al Padre, yo quiero.
Porque el padre es comprensivo.
En mi corazón, lo recibo.
Velaré siempre a la puerta.
El Señor es mi fortaleza.