Llueve, y tu imagen llega en el recuerdo
tan ardiente, tan cálida y real,
que mi sangre se enciende pasional
y te atrapa en mi mente, sin acuerdo.
Voy besando tus labios y los muerdo,
con pasión desmedida, y especial
el temblor en mis senos, natural
la respuesta de amor en que me pierdo.
Unidas nuestras almas, se dan todo
lo sublime y supremo de la vida,
mas los cuerpos fogosos por placeres,
se acoplan y descoplan sin el modo,
que puedan retener la despedida...
Escampa y me regreso a mis deberes.