Son tus manos las caricias
que reaniman mis placeres,
esos perennes quereres
que se han vuelto mil delicias;
son fraternales amigas,
soportando los quehaceres
y cumpliendo los deberes,
la gran bondad con que abrigas;
manantiales de ternura,
de cariño y de pasión;
solicitud que perdura
presencia del corazón:
expresión de la hermosura,
del cuidado y del amor...