Sabemos que nuestros caminos es un algún momento se acaban,
es ese lugar donde ya no existen salidas ni regresos,
donde las almas propias y ajenas se deben encontrar
rendir cuentas y confesarse.
Ese lugar puede estar más cerca de lo que creen.
Si se asoman hasta al borde mismo de la vida,
verán un precipicio sin final
sin nada camino abajo de donde asirse.
Esta si es la conclusión y el fin de la existencia.
Por esto amigo te pido un compromiso formal,
sí mi turno es el primero y estando tu a mi lado
-asegúrame que si no me atrevo a dar el paso final-
pondrás tu mano en mi espalda,
me dedicarás tu última amorosa mirada de partida
y con un leve empujón harás que lo que hace un amigo.
Nada mejor que un gran amigo para la última despedida.
Y si algo puedo prometerte,
es que cuando te toque caer a ti y si yo he llegado primero,
estaré con los brazos abiertos para que sea menos dura la llegada,
para que sea menos terrible tu caída.
Si has cumplido con tu deber y siendo más tarde mi descenso,
recuerda estar ahí con los brazos extendidos y anhelantes
que serás el primero en recibirme.