En un inmundo y burdo espejo
puesto en un infame lugar
ví a un hombre lúgubre ya viejo
con ganas de quererme hablar.
Pregunté al de rostro añejo
¿quién era? ...y en un suspirar,
me dijo: ¡Yo soy tu reflejo!
(también tus penas al llorar)
Supe el porqué de mi abismo
al verme en ese cristal
entendí entonces que yo mismo
era el culpable de mi mal.
No era la vida, ni otros seres
autores de mis fracasos
tampoco las bellas mujeres
haber sucumbido en sus brazos.
No era la infame cantina
responsable en mi embriaguez
era el deseo que domina
que hacía embriagarme otra vez.
Así el reflejo me ayudó
a ver con claridad mis males
el protagonista soy yo
de estos mis problemas reales.
Jony Gutiérrez