No puedo evitar que el viento del afuera traiga tu rostro a la memoria de ésta lunática, que, entre las tinieblas del silencio, pronuncia tu nombre. No puedo ignorar tanto deseo de tener tu sonrisa frente a mí, una vez más. No puedo mentir y engañarnos con tal de no probar algo distinto, lejos de casa, y lejos de los amores que nos esperan.
No, sencillamente no puedo olvidarte.