(Por América Latina y África)
En el vasto mundo,
el hambre se expande,
cruel y despiadada
no encuentra remanso,
sus garras afiladas
en cada rincón se esparcen,
devora la esperanza y el descanso.
Miradas vacías,
rostros demacrados,
niños desnutridos,
sueños apagados,
la injusticia persiste
sin importar fronteras,
el hambre nos acecha
sin misericordia, sincera.
En los continentes
se oye el lamento,
el hambre en el mundo
como un torbellino,
las legiones de estómagos vacíos,
delgadas sombras
en busca de buen trigo.
El vientre rugiente
y los ojos hambrientos
afligen a millones, su suerte
y su destino, corazones
bondadosos ansían desentrañar
la manera de erradicar
este flagelo sin tino.
La semilla germina
en los campos áridos,
el sudor de los campesinos
riega con esmero,
la falta de agua se lleva
sus frutos y la desesperanza
brota como un lamento.
Los desequilibrios corruptos
de la sociedad,
distribución insana
de un mundo sin piedad,
mientras unos se atiborran
de riqueza y plenitud
otros mueren de hambre
en la más cruda inquietud.
El hambre en el mundo
clama por justicia,
la solidaridad
debe tornarse en acción,
vamos a unirnos
en franca lucha
y erradicar este mal
con determinación.
Que la comida
sea un derecho
no un privilegio,
que las despensas
rebosen de bondad y amor,
que la igualdad
rija en cada rincón,
que el hambre en el mundo
deje de ser dolor.
Pongamos fin a esta hambre
desgarradora,
construyamos un mundo
de paz y abundancia,
donde el pan sea
compartido sin demora
y nunca más el hambre,
siembre su cruel fragancia.
Yaneth Hernández
Venezuela
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